A mis “treinta y diez”

Hay quien dice que a mis “treinta y diez” estaría fuera del mercado, un poco más viejo y lleno de conflictos personales o profesionales y ¡sí, qué carajo!, pero le sumo aparte que ya no tengo mi afamado pelo de aquellos 18, el desenteje es notable, una nada despreciable suma de años, tengo los ceros que deseaba en mi cuenta bancaria, solo que al lado izquierdo, un hijo que le queda poco para superar mi altura, pese a mi 1,78 y una familia que es la ¡mismísima ostia!. Tengo los amigos que quiero y que me merezco, tampoco anda muy fino el mercado, he decidido compartir la vida con una mujer que le llamo novia por estos días y que me da mucha paz y vivo en una ciudad fantástica, pues amo con locura a Medellín, quien comparte desde hace ya 20 veranos su amor condenado con Barcelona. Sigo siendo el mismo, tan catalán como paisa, tan lleno de sueños como de retos, cada día más de centro y más alejado de las polarizaciones políticas. Amando la radio como ningún otro estilo de vida y haciendo contenidos que me apasionan y que no cumplen manuales de imagen de ninguna multinacional, soy independiente, logré tener mi empresa, que se dice fácil, pero es un absoluto abismo a la aventura financiera, soy el mismo bohemio que canta todo, con dos wiskis y sigo sin entender mi vida sin un buen vino y un exquisito café… y pese a todo y sin afán de mendigar un ingrato futuro, puedo decirles que en ocasiones he alcanzado la plenitud. Y todo esto porque a mis treinta y diez solo me apetece decirles… ¡Gracias infinitas por sus mensajes, deseos y momentos! A todos sinceramente ¡Gracias por tanto!